De nuevo en La Riviera, un tiempo casi veraniego y multitud de fans que habían acudido con tiempo de sobra aprovechando el clima nos recibían en la ribera del Manzanares anunciando el esperado regreso a Madrid de la banda italiana que tantos seguidores tiene en la capital. Como ya es costumbre, la entrada a la sala se realizó de forma ordenada, con las medidas pertinentes y asignando los asientos por orden de llegada en el improvisado patio de butacas con el que la Riviera consigue seguir trayendo grandes artistas a su cartel de forma continua. Un personal atento y bien organizado, un sonido y una luz impecables son los sellos de marca de la sala que nos traía este nuevo proyecto acústico llamado Maskerade.
Ya en nuestros asientos y tras unos minutos de espera la banda nacida en Marghera, Venecia, salía bajo una gran ovación al escenario para ocupar sus asientos, lo que parecía dar el mensaje de que íbamos a escuchar una versión mas calmada de la banda.
Presentaron su proyecto Maskerade con el tema “Locktown”, un buen ejemplo de lo que el disco homónimo presenta, este ritmo que sigue siendo ska pero proporciona un gran protagonismo a la guitarra acústica, la voz y el banjo. Pero la impresión que como dejaron claro tras su primera canción no pasaba de ser una ilusión puesto que los italianos quemaron el escenario sin necesidad alguna de instrumentos eléctricos con una pasión y una actuación igual de memorable que cualquiera de sus otros conciertos y subieron los grados con su segundo tema “Il Tempo” manteniendo un ritmo mas acelerado y siendo coreados como siempre por un público con una sonrisa que no se desdibujó hasta el final.
En un castellano casi perfecto, el vocal y guitarra Tomaso de Mattia nos hablaba del proyecto en acústico. Un disco diferente que llevaban tiempo queriendo abordar con un aspecto mas calmado pero una pasión que quedaba vigente en directo. Lo presentaban con “tan solo dos ensayos y un concierto” como dejaba claro el artista, pero con la precisión y calidad que solo un grupo con tanto recorrido en escenarios puede proporcionar. También hablo de este momento extraño para el arte y de la importancia de volver a disfrutar del público una vez más.
El show continuaba con “La Parabola dei Battagghi” pasando a un nuevo nivel de intensidad en el que se olvidaba fácilmente que se trataba de un concierto acústico solo recordado por que los componentes permanecían sentados pero que de buena gana habría sido acompañado por un buen “pogo” como podía sentirse en un público al que le estaba costando toda su fuerza de voluntad permanecer sentado en los asientos.
Como siempre pasa cuando la calidad es buena, el concierto fue pasando en un tiempo que se hacía corto pero no lo era, interpretando hasta veintiún temas antes de la acostumbrada parada final. Tras el breve parón, el grupo volvía al escenario y nos ofrecían la versión de “Tarantella dell’ultimo bandito”, probablemente uno de los temas en los que mas se nota el cambio de tempo del disco en cústico, una canción completamente diferente pero igualmente buena que preparaba la recta final para una nueva escalada con “La Torre”, la cargada de sentimiento “Bella Ciao” y finalizaba magistralmente con “Addio”.
En resumen, una velada muy sorprendente en la que creímos que el hecho de presentar un disco acústico iba a frenar de alguna forma el empuje que el grupo siempre ha creado en su público como lleva haciendo tantos años en cada festival y en cada ciudad en la que el Ska-Punk italiano ha tocado casi todos los años desde su formación. Y para alguien que como yo les haya visto mas de media docena de veces en directo, una experiencia nueva y refrescante, mas calmada pero no falta de pasión que hizo que pese a no poder levantarme del asiento, saliese de la sala con la camiseta empapada en sudor como en los buenos tiempos de pogo y cerveza.
Crónica por: Adrián Gurich.
Fotos por : Irene Lisón
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