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SOMAS CURE: CRÓNICA DESPEDIDA

Todo en algún momento debe llegar a su fin. Y de eso trata esta crónica, de una muerte anunciada y… ¿qué? No, a mi no me pasa nada no os asustéis queridos lectores. Quizás he exagerado un poco. Yo me refería al último concierto del grupo Somas Cure.

Tras muchos años sobre el escenario (y algunas idas y venidas), el grupo ha decidido poner fin a su proyecto. Desde 2008 han estado ofreciendo conciertos y aumentando las filas de sus fans con su estilo metalcore con letras con mucha carga emocional que consiguen calar en la audiencia. Parte de su éxito reside ahí, pero su otro gran secreto está en sus maneras. Porque a una estrella del rock no sólo se la reconoce por su música, sino que también hay que poder ver su espíritu. Con simplemente verles posar para las fotos, moverse y actuar se puede saber que estos muchachos saben lo que se hacen. Y podrías pensar que es el resultado de su experiencia, pero hemos visto muchos grupos que ya peinaban canas que les faltaba saber dar el espectáculo, porque esta esencia o se tiene o nada. Y Somas Cure es un referente en esto de dominar el escenario.

Y tras esta introducción, vamos a lo que importa: cómo fue el concierto.

Bueno, la sala Mon Live tiene una marca de la casa: tardar mucho en empezar el concierto. Si no la conocéis, se trata de una sala relativamente mediana que se llena rápidamente si se abre el paso de toda la gente que espera en la cola. Pero, a pesar de ello, suelen tardar tranquilamente 45 minutos en empezar con respecto a la hora de apertura de puertas, lo cual resulta excesivo. Por otro lado, al final del concierto el grupo tuvo el detalle de bajar con el público para hacerse fotos, firmar autógrafos y recibir el cariño de los fans, pero tras unos 20 minutos aproximadamente, el personal de seguridad se dedico a meter prisa y desalojar la sala. Lo cual quedó bastante mal por parte de la organización. A pesar de ello, unos crack Somas Cure haciendo esto, imagina un último abrazo a tu ídolo, un momento para decirle que sus canciones te han cambiado, para hacerte una foto y decir “estuve ahí”.

La iluminación sobre el escenario es otro punto a criticar, porque se pasaba de bien iluminado a colores tan sólidos que dificultaban ver y, cuanto menos, tomar fotos en condiciones. Aún así, espero que reconozcáis el trabajo de mi compañera Marta documentando toda la actuación.

A pesar del retraso en arrancar, Somas Cure entró en el escenario con paso firme con su alineación más reciente conformada por: Txema Fonz (vocalista), Darío Gómez (batería), Vitti Crocutta (bajista, y músico con Megara), Borja Iglesias (guitarrista) Vaharos Naaharos (guitarrista, que también toca en el grupo Tu Madre Es Puta), y Longarelaman (el último incorpordao, a los mandos de la mesa de mezclas y también batería de Tu Madre Es Puta). Hago mención a otros grupos, porque aunque esta haya sido la última actuación de la banda, podremos seguir a algunos de sus componentes formando parte de otras formaciones.

El primer tema con el que iniciaron fue «Bailar En la Cuerda», una apuesta curiosa pues habitualmente cuando vas a escuchar a un grupo con tanta solera esperas escuchar primero uno de los temas clásicos para sintonizar con el público. Pero estos muchahos saben que sin haber raspado una cuerda de guitarra ya tenía al público en el bolsillo. Y eso se notó mucho en el arranque pues los dos siguientes temas, que fueron «La Cura» y «Salto de Fe». Daban la sensación de que llevábamos ya un rato largo de concierto por la implicación tanto de los músicos como de la audiencia. Durante estos 3 primeros temas pertenecientes a su último disco les vimos cómodos y disfrutando. Mención especial a Txema por su expresividad facial y corporal moviéndose provocativo y salvaje (y hasta sexy), cual animal enjaulado en el escenario, siendo el centro de atención. Por no mencionar su voz, que puede pasar de agudos a graves guturales e, incluso, demostrar como es capaz de engolarla para darle el tono adecuado a cada tema.

Otros grupos hubieran dedicado las pausas entre temas para recordar toda su carrera, para ponerse nostálgicos. Pero ellos no, ellos vinieron a dar un pedazo concierto y, por eso, fueron casi sin parar de principio a fin. Siguieron con «Iglesia de Humo» y «Nhpaec» sin perder el tiempo para llegar al interludio musical con «Ceniza» antes de pasarse a los platos fuertes de la noche.

Podríamos decir que los siguientes 10 temas fueron todos una recta final por el ritmo al que enganchaban una canción tras otra. La primera de esta traca fue «En Carne Viva», donde Txema llegó a unos agudos que muchos cantantes querrían alcanzar. Después nos sorprendieron con la presencia de Kenzy, del grupo Megara, que cantó a duo el tema «Kelt», creando un punto de inflexión para el resto del concierto.

Por cierto, Megara tiene concierto en marzo, así que como dijo ella “comprad las entrada hij… de p…”

Tras esto, «Dunas de Marte» y «Colisiones» fueron desfilando en el setlist, con los músicos pasándoselo bien, yendo de aquí para allá dentro del escenario, saltando y bailando en un frenesí rockero. Se les notaba felices, disfrutando como si estuvieran solos en la sala. Aunque el calor de un público entregado no se pudo disimular. Incluso, yo mismo desde primera fila miré hacia atrás y para ver algunas lágrimas en los ojos de los fans… Y es que tras este par de temas, llegó «A Fuego» (título compartido con el antiguo tema de Extremoduro) con el que tuvieron un choque de realidad que se reflejo en su actitud. Creo que aquí se dieron cuenta que esto llegaba a su fin, que era la última vez que este tema sonaría sobre el escenario, habiendo varios momentos que se tradujeron en emociones a flor de piel. Aprovecharon el tema «Plaga» para sacar fuerzas y recomponerse mientras sonaba este tema de rock duro con increíble trabajo de guitarra de Borja y Vaharos, que le metieron una caña durísima a las cuerdas en este temazo mientras compartían dúos de guitarra y abrazos. Muy en su línea Aire fue otro de esos temas duros en los que de nuevo los músicos supieron estar a la altura y remontar el concierto hacia la, ahora sí, recta final.

Por cierto, increíble el trabajo de Vitti al bajo que no paró de principio a fin de la actuación mientras posaba con su instrumento y recorría el escenario, un ejemplo a seguir para muchos músicos. Ya puestos a mencionar al resto de componentes, Darío machacó tanto la batería que, cuando lanzó las baquetas al público estaban literalmente astilladas, como prueba de un trabajo bien hecho. Por último, y no por ello menos importante, me sorprendió para bien Longarelaman con la mesa de mezclas ofreciendo unos efectos que decoran y enriquecen todos los temas. Esos sonidos son la típica cosa que cuando está no la percibes si no prestas atención, pero que si lo quitaras notarías mucho su ausencia.

Los últimos temas fueron algo más clásicos con «Bitácora», «Equilibrium», «Llueve», «Leviatán» y, finalmente, «Helios». Con este último tema cerraron un concierto que no tuvo bises, porque prefirieron aprovechar los minutos que les dejó la organización para despedirse de cerca de sus seguidores. Y ahí sí que se pudo ver el cariño de tantos años, actuaciones y, sobre todo, música.

Sin duda, esperaremos cual viuda mirando al horizonte esperando su regreso. Pero hasta entonces debo decir, sin temor a equivocarme, que el último concierto de Somas Cure fue un ejemplo de cómo debe hacerse un concierto de despedida. Diría “adiós”, pero quiero soñar diciendo solo un “hasta pronto”.

Crónica por: Guillermo Rodríguez
Fotos por: Marta GPaniego

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Guillermo Rodriguez
Guillermo Rodriguez
Soy el tipo que escribe sobre las letras de otros, que expresa las emociones ajenas y que hace resonar la música que escucha, o lo que es lo mismo, redactor de conciertos. Si hay música en directo, me apunto a un bombardeo.

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