Béjar volvió a ser, los pasados 1 y 2 de agosto, el epicentro del rock solidario con la XV edición del AbejaRock. Más de una docena de bandas pasaron por el escenario del recinto ferial, en un fin de semana en el que la recaudación será destinada íntegramente a la Asociación Párkinson Salamanca.
Desde el primer compás, AbejaRock dejó clara su naturaleza especial. No era solo un festival, sino una colmena vibrante, una comunidad de voluntarias y voluntarios venidos de toda España que tejen, como cada año, un espacio común cargado de propósito y felicidad.
El viernes arrancó a las 19:00 h. con A Cal y Canto, los bejaranos anfitriones, quienes con sus acordes abiertos que mezclan rock urbano con influencias folk y cercanos marcaron el inicio de un ritual colectivo, repasando temas de su último trabajo «Raíces y Asfalto». Después, Catalina Grande Piñón Pequeño elevó el tono, con temas de su álbum de este año «Música para Mastines» sin dejar de tocar otros como «Los de la Capi». Josetxu Piperrak & The Riber Rock Band, entraron con adrenalina en estado puro y, mientras que iba atardeciendo, nos desquitábamos con temazos de su último disco «Nadie al Volante» como «Borratxos y Orgullosos» y de su legendario álbum «Gritando Otra Vez» como «O.V.N.I.»
El ambiente por esas horas estaba animadísimo, el sonido era espectacular y todo marchaba según el horario establecido… ¡imposible mejor organización!. AlaDeMoska (con antenas de abeja, ¡ojo!) subieron al escenario para hacernos botar con sus canciones «Que Todo Arda» o «…Somos Revolución». Tras ellos, Kamikazes pusieron la guinda cañera con temas de su último EP lanzado este año «Todo o Nada». La jornada se cerró con la sesión de Laura DSK, con un recinto que seguía bastante lleno, quien enlazó punk, rock y electrónica en una hora de baile continuo hasta pasadas las tres de la madrugada.
El sábado amaneció con la tradicional Sesión Vermut gratuita en el Parque Municipal con Quartet Tarantino y Chingo Kids que calentaron el ambiente antes del segundo asalto en el recinto ferial. Cientos de personas disfrutaron de una mañana entera de música, entre casetas y mercadillo donde, entre otras cosas, se podía comprar la deliciosa miel de Béjar.
La tarde arrancó fuerte con Envidia Kotxina, que recorrió clásicos de su discografía como «El País de Alicia» o «Día Tras Día». Sobre esa hora, ocurrió “el pogo de la manguera”, momento en el que un voluntario, viendo el calor acumulado, sacó una manguera y roció al público en pleno pogo. Gritos, risas y alivio instantáneo.
El festival solo acaba de arrancar cuando, desde la organización colgaron el cartel de “no quedan entradas”. Normal, nadie quería perderse lo que estaba por llegar. Los Porretas subieron como auténticas leyendas, lo que son, y no dejaron ni un temón sin tocar «Si Nos Dejáis», «Joder qué cruz» o «Última Generación» y volvieron a demostrar por qué llevan décadas siendo referencia del rock urbano. Como dato bonito (y como esperanza del futuro del rock) en primera fila, un niño de no más de 8 años, con orejeras de protección, bailaba sobre los hombros de su padre al ritmo de la banda.
Luego, El Último Ke Zierre añadió intensidad y velocidad con canciones como «Tus Bragas» y «A Dónde Vas» dejaron la energía totalmente arriba para el plato fuerte internacional. Y es que a las 22:00 h., los italianos Talco, con su mezcla de ska punk, vientos potentes y reivindicaciones varias, llenaron de electricidad Béjar. Hubo pogo, hubo abrazos sudorosos, y hubo un instante -en «La Torre»– en que parecía que todo el festival latía al mismo ritmo. «Bella Ciao», «Danza dell’autunno rosa», «L’odore della morte»… emoción a flor de piel.
Les siguieron Lendakaris Muertos, que volvían a traer este año su irreverencia afilada al Abejarock (y menos mal porque han anunciado parón indefinido en unos meses), dándole duro a sus himnos «Oso Panda» o «Cómeme la Frontera». Un chaval espontáneo subió al escenario y, al contrario de echarle, el cantante acabó integrándole en la banda y el show… Punks not dead!.
Mientras Sons of Aguirre & Scila mantenían la intensidad en el tramo final con su rap metal combativo, repasaron gran parte de su disco “Azul/Rojo”, incluyendo temas como «Cristales Rotos» o «Velociraptor Vegano», que provocaron pogos en primera fila y coros en prácticamente todo el recinto. El cierre del festival llegó con La Marmita, banda de versiones muy conocida en la zona, que encadenó un repertorio de casi una hora con clásicos del rock estatal como «Pepe Botika» (¿Dónde están mis amigos?) o «Esto es un Atraco». Su actuación sirvió como broche festivo, con un público que no dejó de cantar y saltar hasta que las luces se encendieron.
En la barra, justo antes del cierre, un grupo de asistentes levantó los vasos y gritó: “¡Por la Asociación Párkinson Salamanca!”. La ovación fue inmediata. Y es que el legado solidario del festival ya ha permitido donar más de 50.000€ en años anteriores a distintas causas sociales. Las personas voluntarias que, año tras año, hacen posible este festival de forma altruista se merecen todo el reconocimiento: es increíble que existan seres que altruistamente levante esto con tanto esfuerzo y cariño, edición tras edición. AbejaRock, donde cada acorde es un pulso hacia un mundo más rockero y más humano… ¡Larga vida!
Crónica y Fotos por: Anna Lamona
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