Treinta años no se celebran todos los días. La Vela Puerca lo sabe, y por eso transformó La Riviera el pasado martes 6 de mayo en una fiesta de comunidad, resistencia y pura música, congregando a más de 2.000 asistentes y muchas camisetas azules y blancas. Y es que la banda uruguaya ofreció un espectáculo cargado de energía y emoción, repasando tres décadas de trayectoria, desde el primer minuto. El arranque no pudo ser más directo: «El Viejo» dio la bienvenida con un estallido de guitarras que hizo vibrar el suelo ya que todos los años presentes empezaron a tararear y botar sin pausa. El pogo fue inmediato, que no desordenado, y, entre canción y canción (también al comienzo y final) todos cantaban al unísono “Bajo, bajo la vela, bajo la vela de mi corazón, ohhhh”, el cántico popular creado por su propio público de sus shows en vivo que, cuan grito de guerra, juega con el nombre de la banda (“la vela”) y lo convierten en un cántico espontáneo de comunión con el grupo.
No hubo tregua, después llegaron otros himnos como «Todo El Karma» y «Zafar», demostrando que en tres décadas La Vela sigue sabiendo cómo tejer conciertos donde el fervor se mantiene sin descanso. Al ritmo de una banda muy consolidada y tan bien empastada (a destacar lo bien que le quedan los instrumentos de viento, trompeta y saxo), el público de La Vela salta, grita, se abraza y canta como si cada canción fuera un himno personal.

No faltaron otros clásicos como «Sin Avisar», «Va a Escampar», en donde se vivió un momento de intensidad absoluta provocando lágrimas entre los asistentes, «El Profeta» o «Para no Verme Más». Hubo una colaboración, la de la artista, paisana suya, Lu Ferreira en «Mi Semilla» y fue otro momentos especial de la noche: voz dulce, presencia firme y complicidad total con el público.
También disfrutamos de una versión acústica de José Sabía interpretada a la guitarra por Sebastián Teysera, “El Enano”, dejando al público con una profunda conexión emocional. El líder de la banda se mostró como siempre, generoso y comprometido, agradeciendo al público que ha crecido con ellos y toda la pasión compartida. No faltaron tampoco guiños a la situación actual, defendiendo la música como espacio de encuentro, resistencia y memoria.
La Vela Puerca no solo celebró 30 años de carrera: celebró 30 años de una comunidad que trasciende países, generaciones y modas. En Madrid, lo demostraron con creces. Y La Riviera fue, por una noche, un pequeño Montevideo atravesado por ska, rock, poesía urbana y ese calor tan propio del Río de la Plata.
Quedan pocas paradas de su Euro Tour 2025: 10 de mayo en Barcelona, y 13, 14 y 16 de mayo en Alemania (Colonia, Hamburgo y Berlín). Ojalá vuelvan pronto.
Crónica y fotos por: Anna Lamona
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