Un runrún camino a ser la revelación de la temporada. Los madrileños Dura Calá nos regalan toda una carta de amor a su ciudad, su fiesta y su gente con «Tío Pepe», su nuevo sencillo. Un chotis que evoluciona al rock callejero a ritmo de ranchera y ska, y la banda sonora perfecta para celebrar San Isidro.
Corría el año 1936 cuando la azotea del Hotel París, en plena Puerta del Sol, se iluminaba con la figura de ese Tío Pepe llamado a convertirse en icono. Precisamente su creador, Luis Pérez Solero y de Acevedo, no solo fue un ilustre diseñador, publicista y relaciones públicas sino también, cómo no, ¡músico! Con los años, aquella botella de vino humanizada con guitarra, sombrero y chaquetilla sería un emblema más de nuestra cultura popular, y aquel luminoso, por supuesto, todo un símbolo de Madrid.
Nada extraño pues que Dura Calá, más madrileños que un cocido, hayan recurrido a tan reconocible figura para bautizar su particular homenaje a su ciudad, su fiesta y sus gentes: «Tío Pepe». Desde sus compases iniciales a golpe de organillo, todo en la canción es un guiño a ese Madrid poblado de violeteras y gatos, y bañado de anís. De ese chotis con el que se abre y se cierra la canción, eso sí, hay de todo: ritmos de ranchera que harían las delicias de Los Rodríguez, rock de barrio compartiendo esquina con Buenas Noches Rose y hasta punk desenfrenado a lo Boikot. En apenas tres minutos la verbena, familia, está más que asegurada.
«Tío Pepe» ya está disponible en todas las plataformas digitales para su escucha.
También la esencia de Madrid se vierte en el videoclip que acompaña el lanzamiento, un tour de la mano de Dura Calá por rincones tan emblemáticos de la capital como Gran Vía, Lavapiés, La Latina, Malasaña, El Rastro, el Mercado de los Mostenses o –por supuestísimo, no podía faltar– la mismísima Puerta del Sol.
Compartimos el videoclip oficial de «Tío Pepe» a continuación:
Llamados a ser la revelación de la temporada, Dura Calá nace –no podía ser de otra forma– tras el encuentro fortuito de cinco gatos callejeros en la noche madrileña. Un EP homónimo con solo tres canciones publicado el pasado año ya logró la atención, amplificada cada vez más y más por esos conciertos tan concurridos que la banda nos ha ido regalando en estos últimos meses, a pesar de lo breve aún de su discografía.
¿El resultado? Un sonido crudo que insufla vida a sus historias, relatos de perdidos y olvidados, de rabiosos, hartos y abandonados. Historias narradas desde el divertido desenfado propio de cinco inadaptados que, con una canalla flema castiza, exploran sin reparos sus orígenes mientras rinden tributo a un amplio abanico de influencias. Entre sus referentes, artistas tan dispares como Los Enemigos, Los Delinqüentes, Pata Negra, Burning o hasta Los Chichos, si nos apuran. Bandas de barrio, al fin y al cabo. Guitarras callejeras, que dirían los hermanos Amador. Y corazones castizos. Como el de ese «Tío Pepe» que sigue iluminando la noche madrileña desde la Puerta del Sol.
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